La primera pregunta es, ¿Cuál fue su principal motivación para realizar el proyecto Casita de los Picaflores?
Yo creo que siempre he tenido mucha predisposición, mucho deseo de servir al país de una manera efectiva y sin mucha burocracia; cómo puede ser a través de repente de organismos o instituciones que a veces piden demasiado documentación. Hacerlo de una manera directa, simple y además, formar personas también. Cómo vertir en personas de la comunidad, profesionales locales, mis conocimientos porque siento que he recibido mucho de la vida y que es un tiempo de dar, y de poder brindar todo lo que yo sé como un legado, darlo a los demás.
Entonces, la Casita de los Picaflores es un centro comunitario de salud mental que queda en Cusco, en el Valle Sagrado, en una comunidad campesina. Entonces, creo que es un tema de vocación de servicio, además de poderlo hacer también en un lugar donde hay una naturaleza hermosa.
Y cómo describiría el impacto que ha tenido este proyecto en otras personas, ¿Ha recibido comentarios de ellas?
Sí, primero, están las personas de la propia comunidad que lo han recibido con mucho agrado. A pesar de que es difícil ingresar a las comunidades campesinas, no es fácil que prenda un proyecto, así de manera automática.
Lo han recibido con mucha receptividad, con mucho agrado. Inmediatamente han acudido a pedir atención y entonces van sobre todo en familia y si bien el centro todavía es bastante joven, creo que está respondiendo una necesidad primordial de la población. En total son 2000 personas en la población y no hay en las zonas rurales servicios de salud mental, son totalmente escasos y hay bastante demanda. Por otro lado, también observó que, otras personas que se sienten impactadas son las profesionales de diversos espacios que yo comparto. Les gusta mucho el proyecto porque pienso también que es un proyecto que a muchas personas también les inspira. Creo que todos tenemos la necesidad de poder brindar nuestros servicios profesionales, como decía, lo que hemos recibido en nuestra formación. Brindarle al país de alguna manera, yo noto ese impacto en el entorno académico, el entorno profesional, en el entorno social.
Mucha gente quiere ayudar al proyecto y eso es muy bueno, porque creo que es importante que haya un diálogo entre las comunidades que están más olvidadas y los grupos profesionales que están bastante deseosos de poder contribuir comunitariamente. Sobre todo porque eso necesita nuestro país, cohesión, unidad, un trabajo comunitario, pensar en un nosotros como país, eso me parece importante.
¿Habrá algún comentario que le haya dejado alguna persona en especial que recuerde en estos momentos?
Veo que este proyecto despierta muchas ganas de contribución, es lo primero que noto. Me ha sorprendido mucho cuando las personas quieren sumarse, ofrecen hacer talleres o también, por ejemplo, la Dra. Raguz me escribió en un comentario que sería interesante que los alumnos de la universidad pudieran hacer algunas prácticas profesionales. Entonces, las personas están muy abiertas a ello. Para mi resulta una sorpresa, por ejemplo, una colega mía dejó un mensaje maravillada.
Posiblemente se sintió maravillada con el proyecto, que estando en una zona alejada aun así ha tenido bastante acogida.
Sí, porque creo que es algo comunitario en una zona rural y se aplica ahí, una metodología basada en el juego y en el arte, pero no sólo para niños, sino también para adultos. Y porque hay un programa de formación de psicólogas locales, eso también creo que gusta mucho del proyecto. A mí me interesa mucho formar, dejar capacidades instaladas, formación en psicólogos locales, eso es parte central de este proyecto.
La idea es que el proyecto también pueda ser transferido posteriormente para que las los psicólogos locales lo sostengan. Es como sembrar una semilla, cuyos frutos ya los puedan hacer crecer también, estos psicólogos locales y la propia comunidad. Esa es la idea.
Claro. ¿Y exactamente en qué comunidad se encuentra?
Está la comunidad de Urquillos
¿Cuántas horas de la ciudad de Cuzco?
Está a dos horas de la ciudad de Cuzco en el Valle Sagrado, pertenece al distrito de Huayllabamba
¿Y cuán importante ha sido la PUCP para su formación o desarrollo de su carrera académica o profesional?
Ha sido la piedra angular de quién soy yo como profesional, la experiencia en la universidad, ha sido totalmente completa, muy sólida, muy generosa. Una universidad que me ha formado o que me ha formado a mí, no solamente aspectos académicos profesionales, sino también como persona. También el encuentro con mis compañeros es una maravilla, porque realmente hay una comunidad de amigos que son profesionales, y que nos retroalimentamos y crecemos juntos.
Como egresada de la PUCP, ha notado que es, en cierto sentido, una representante de nuestra universidad que se siente ser una representante PUCP.
Bueno, me sentía primero, muy honrada, muy orgullosa, y también lo siento como un reconocimiento y eso me emociona bastante. Me siento agradecida y sorprendida, por esta invitación, con mucha gratitud hacia la Facultad de Psicología, hacia la universidad. Me siento muy contenta.
En realidad, las personas que han sido elegidas más que todo también por su compromiso, por su trayectoria, justamente en el rubro de la psicología, y nosotros también estamos felices de que puedan ser nuestros representantes.
Gracias.
Y es justamente hablando de esta campaña. Para usted, que significa esta frase principal de campaña que dice: “Donde hay alguien de la PUCP, hay una sede de la universidad”.
Significa que se lleva el legado que la universidad brinda ahí donde uno pone sus semillas, donde uno siembra y trabaja; cosecha. Creo que siempre el sello de la universidad está presente porque uno con mucho orgullo, se presenta como profesional egresado graduado en la Universidad Católica. Entonces, creo que eso es algo que nosotros llevamos. Aquellas experiencias profundas que hemos tenido las llevamos donde vayamos.
¿Y cuál fue su espacio favorito en nuestro campus y por qué?
Yo creo que la rotonda de letras la recuerdo con mucho cariño. Este era un lugar de reunión y de conversación también, de temas muy profundos. También recuerdo mucho el jardín de artes delante de la cafetería de entonces, porque ahí nos reunimos a almorzar, a conversar, también recuerdo mucho la biblioteca porque era un lugar muy tranquilo para estudiar.
¿Y de repente hay algún profesor o profesora o curso que más recuerda y por qué?
Yo recuerdo al profesor Roberto Criado, que en paz descanse. Recuerdo que con él hicimos un curso muy relacionado a la filosofía y lo recuerdo porque era una persona, era un profesor muy simpático con un sentido del humor muy particular y tenía un ritmo también de dictar sus clases, que era un ritmo diferente, pausado, pero que de alguna manera, él nos daba todo su saber, dictaba una serie de corriente filosóficas relacionadas con la Psicología. Yo disfruté mucho ese curso.
Y luego, para tomarnos el examen oral, éramos poquitos alumnos, creo que éramos seis y todos seguíamos el ritmo que él tenía. Cuando fue el examen oral, nos recibió incluso con algunas viandas, así como para compartir cosas de comer y el examen oral fue excelente. Era muy afectuoso, eso me gustaba del Dr. Criado. Afectuoso, cálido y tenía un ritmo que a mí casi me hipnotizaba, pero sí me gustó bastante, pero yo no sería justo solamente nombrarlo a él. Hay muchos, muchos profesores que han dejado huella.
También recuerdo a Patricia Martínez, porque ella es una profesora que siempre creyó mucho en mí, y siempre sentí su aprecio y aprendí mucho de lo que ella dictaba, ya en la carrera. Ella fue también mi asesora de tesis. Ella es muy ordenada. En letras, recuerdo a la doctora Beatriz Mauchi que también en paz descanse. Era muy estricta, pero sabía mucho y siento que descubrí bastantes cosas nuevas. En su curso de lengua, que incluso no me fue tan bien en el primer examen, pero esta estrictez creo que hacía que uno estudie más, que trate de ponerse al nivel de lo esperado entonces eso me parecía muy bueno.
Recuerdo también a José Antonio del Busto en sus cursos de historia, era también muy estricto con el horario y él tomaba su cátedra con esa seriedad.
Justamente hablando un poco también de la vida universitaria, ¿hay alguna anécdota que le gustaría compartir con nosotros? ¿Algún momento divertido de repente?
Bueno, un momento divertido que recuerdo fue cuando en psicología había una celebración por algún aniversario, pero ya íbamos también a terminar la carrera hicimos como un teatro, como una función, una parodia y lo creamos entre todos los compañeros de la promoción y fue muy gracioso porque todos los profesores asistieron y todos los alumnos porque la facultad en ese entonces era pequeña, era la Especialidad de Psicología y el auditorio chiquito estaba repleto trataba sobre una mezcla entre todas las corrientes psicológicas. Había un sketch que era sobre Freud y una paciente con un amigo, Juan Carlos, que era el paciente y yo me acuerdo que era la psicoanalista. Luego estaba otro momento que recordaba un poco a la psicología conductista, y de alguna manera estábamos parodiando a la profesora Mary Claux y había todo un diálogo con respecto al laboratorio, las ratas y todo eso.
Entonces, era bien gracioso y ellos estaban ahí, los profesores aludidos en la parodia, estaban ahí. No era una burla, una parodia. Fue muy divertido. Y creo que todos nos reímos porque tanto los que hicimos la actuación como los propios profesores porque fue como ver un espejo, creo algo así, con cariño, pero fue bien divertido. Hicimos un coro griego que toda la promoción participó. Ese momento lo recuerdo con mucho cariño.
Sí, hay momentos de la vida universitaria que uno siempre recuerda y va a recordar con bastante cariño. ¿Y qué consejo brindaría a los jóvenes que están estudiando o qué piensan postular a la PUCP?
Que abracen mucho la oportunidad de desarrollar su pensamiento crítico y reflexivo y creo que eso es lo que la universidad les va a brindar. También que aprovechen la diversidad que la universidad te permite, con relación a encontrarte con personas de todas partes del Perú, de todas los regiones o de todos los niveles.
Otro consejo que daría es que disfruten mucho su etapa de Estudios Generales, porque realmente es una formación que te abre al universo del conocimiento, porque te brinda muchas disciplinas para conocerlas, iniciar ese conocimiento. Luego uno está más preparado para entrar en inmersión a la carrera misma. Pero sobre todo, creo que lo que más les aconsejaría es que disfruten esa vida universitaria profundizando en el pensamiento crítico y reflexivo. Eso es lo que yo les diría y que eso es lo que todo joven necesita y aspira.
Imaginarse siendo actores capacitados para poder generar cambios a nivel del país, de poder aportar a la mejora de nuestro país de una u otra manera, cada uno en su campo, porque quizás hay otras universidades que están más orientadas al desarrollo individual del alumno.
La Universidad Católica te invita, te abre a ser una persona pensante. Esa es su mística. Te abre a ser una persona pensante, reflexiva, observadora y participativa; eso es lo que yo he tomado de la universidad. Es la gente con la que yo me he encontrado y hay mucha reflexión y mucha mirada crítica y eso es bien importante. Entonces eso les aconsejaría a los estudiantes, que lo tomen, lo cultiven.
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